La luz de la ciudad se filtraba caprichosa por la ventana del cabecero de mi ventana, su formas traviesas
hacían que una vez mas, mis pensamientos no acompañaran a mi cuerpo inerte sobre la cama, yo estaba
allí, todos
podrían jurarlo, pero mi verdad distaba mucho de aquel lugar.
Buscaba excusas que me dejaran habitar aquel
rincón, ese que cada noche se
abría solo para mi y mis anhelos,
allí se vaciaba la angustia de una
grisácea existencia, que aprisionaba mi cuerpo. Ya eran visibles las
magulladuras allí donde no se muy bien cuando ni como, se instalaron mis cadenas.
Creo que en el fondo, no deseaba volver a mi
habitación, y cada
día se hacia mas
difícil regresar a la realidad, mi cuerpo despertaba mucho antes de que mi mente decidiera acompañarle nuevamente.
Fue esa noche cuando, se encontraron por primera vez, mis deseos y la
cobardía, sabia que hacia ya mucho que me andaban buscando, y cada vez que se aproximaba un encuentro entre ambas, yo
huía. Pero esa noche, simplemente no pude, ya no me quedaban fuerzas para correr, y agazapada en mi
rincón, llegaron majestuosos, el primero que se
mostró ante mi fue el deseo, todos y cada uno de los pequeños sueños en los que
esculpía la vida que no era capaz de vivir, estaban unidos como una amalgama
cromática y su color era tan intenso como sorprendente, jamas hubiera imaginado que mis sueños fuesen tantos y tan hermosos. Sin ser capaz de articular una sola palabra, fui recobrando en mi memoria el momento en los que fueron fraguados y un brillo inundo mis ojos cansados,
recordé como
había decidido montar un pequeño negocio que diera rienda suelta a mi creatividad,
recordé las mil y una veces que
había viajado descubriendo lugares
increíblemente familiares, volvieron a mi, los retratos que ni siquiera
empecé, ni las toallas bordadas colgadas en el palanganero de la
habitación que no tenia, ni de la casa que añoraba por encima de todo y tampoco tenia.. fueron un sin fin de
imagenes, pero entre tanto una se
repetía y era en si la mas abstracta..La libertad.
Justo cuando mejor me encontraba con semejante
compañía, La C
obardía irrumpió como un ser mal educado y caprichoso y uno tras otro, fue aplastando mis sueños, con una frialdad que helaba los colores y los hacia añicos bajo mi mirada rabiosa e impotente.
-Tantas veces te he visto crear castillos de en el aire, que has llegado a aburrirme (su voz era severa y carente de
emoción) he tratado de convencerte y nunca te das por aludida,
olvidate de los sueños de una vez
niñata asustadiza y vuelve a la realidad, escucha a tu familia, ellos saben que no puedes, que no tienes las cualidades necesarias,
escuchale a el, recuerda que debes dejarte de
tonterías y cuidarle, te hace un favor estando a tu lado, y recuerda que no
posees dinero, ni la belleza necesaria, no tienes mas que sueños
estúpidos, que te quitan tiempo, para hacer lo que debes hacer..
De una forma
incontrolable, la rabia y la ira se apoderaron de mi y por primera vez, me levante ante aquel ser cruel..
No! Basta ya! .. mi cuerpo temblaba como una brizna de hierba en medio de una tormenta, pero
seguía en pie, No! esta vez no voy a permitir que destroces lo mas hermoso que tengo..
Su sonrisa burlona acallo mis gritos..
-que tienes? No tienes nada niña, nada. Soy la
Cobardía y ante mi no tienes nada que hacer, estas sola con tus
ridículos sueños. Recuerda lo que eres, y haz lo que desean que hagas,
así seras mas feliz, no
tendrás problemas y
así te
permitiré que mantengas este absurdo
rincón, para que
podáis habitar tus sueños y tu..
Cuanto quise volver a
pronunciarme, note un
frío que
recorría mi nuca, y las luces de
neón de la ciudad se
habían convertido en luces limpias y claras, los sonidos de la mañana lentamente me llegaban cada vez mas
nítidos y fue entonces cuando me di cuenta, que era de
día, que estaba en mi
habitación y que eran las ocho de la mañana.
Aquella mañana dibuje por primera vez en mi mente
Café Ars Libris..